José Hinojosa Montalvo
Es miembro de la Real Academia de la Historia; ha recibido el premio de investigación Samuel Toledano-2007 del parlamento israelí; ha publicado La Carta de Poblament de Benidorm o el Libro de Privilegios de Alicante; y, sin embargo, es su nombramiento como Hijo Predilecto el que él mismo considera como «el momento estelar» de su carrera y «el honor más grande» recibido: «Un premio que los culmina todos».
MARGA VÁZQUEZ VALENCIA LEVANTE EMV.
Llueve a cántaros en Los Monasterios, la urbanización donde reside José Hinojosa, aunque en su casa apenas es perceptible la gota fría que estos días azota la Comunitat. Las paredes, tapizadas de innumerables libros y viejos juguetes de hojalata, tamizan la desapacibilidad del exterior. Dentro, se respira sabiduría.Es uno de los mejores conocedores del medievo valenciano. ¿Cómo fue ese período histórico?Se caracterizó por el paso de una sociedad islámica a otra cristiana y feudal, algo que se produjo con la conquista de Jaime I. A partir de ese momento coexistieron dos sociedades, la islámica y la cristiana, y una tercera hasta 1492: la judía. Pero el instante decisivo fue la conquista porque originó un sinfín de transformaciones como la creación de un reino, de unos fueros, de unas instituciones, etc. Todo eso marcó la personalidad valenciana. Ha estudiado el medievo desde infinidad de puntos de vista: las defensas, la sexualidad, los nombres, el agua... ¿Quedan aún aspectos en la sombra? Claro que sí. Por ejemplo el mundo de las mentalidades, sobre todo en lo referido a minorías como los judíos o los musulmanes, cómo se divertían, cuál era su sexualidad... Es muy difícil llegar a saber qué pensaba realmente aquella gente. ¿Y cómo vivían esas minorías?Cada una en su barrio. Allí se relacionaban entre sí y con los cristianos, en el mercado, en el juego, en la plaza... pero eso sí: cada uno en su casa y Yahvé o Alá en la de todos. Era un mundo de marginación y segregación donde el que tenía el poder dominaba a los demás. En el siglo XIV compartieron espacio con San Vicente Ferrer. Fueron contemporáneos en un momento coincidente con el asalto a la judería en 1391, un fenómeno que ha hecho correr mucha tinta. De San Vicente se dijo que había sido uno de los instigadores del asalto e incluso que había participado en él; se le presentó como antisemita cuando ni siquiera estaba en Valencia en esos momentos. También ha estudiado a Jaime I, concebido casi de chiripa.Ésa es una de las leyendas que lo envuelven. Cuentan las crónicas que hubo que engañar al rey porque no quería ver a su esposa ni en pintura y hacerle creer que era otra la mujer que había en su cama; sólo así se pudo concebir al nuevo rey.También es curioso cómo se escogió su nombre.Cierto. Se pusieron doce velas, cada una con el nombre de un apóstol, y la que más tardó en consumirse fue la que le bautizó. En este caso fue la de Santiago, Jaime, que es un nombre extrañísimo en los reyes de Aragón; de hecho, ninguno lo había llevado antes.Parece que fue un conquistador en todos los sentidos. (Se ríe). Era un gran amador, por decirlo de alguna manera, y tuvo muchos hijos bastardos que, luego, dieron paso a grandes casas de la nobleza valenciana y aragonesa, como la Casa de Jérica. Está inmerso en la enseñanza superior desde 1975, ¿es un mundo tan civilizado como parece? Es como todo: hay envidias y venganzas en cualquier colectivo. Se habla mucho del nivel educativo de los jóvenes, ¿está tan mal la cosa como dicen?Sus conocimientos son mucho menores a los de hace años pese al avance pedagógico, sobre todo en las Humanidades. Pero no es algo que afecte sólo a España, sino que se trata de un fenómeno global.Es el precio de la tecnicidad...Sin duda, y eso se aprecia bien en la Historia: cada vez saben menos.Pero eso tiene un peligro. Sí, el de olvidar la Historia, que significaría no saber apreciar la realidad del presente ni prever el futuro. Ésa es la gran ventaja de conocerla, porque es maestra de vida.
Un ratón de archivo con ansias de Indiana Jones.
Es uno de los historiadores más prolíficos y uno de los investigadores que más documentación ha sacado a la luz. Actualmente trabaja en la transcripción y estudio de los pergaminos de Pedro III, Alfonso III y Jaime II que se conservan en el Archivo Municipal de Valencia, un lugar al que entró hace 40 años y que sigue visitando regularmente porque «las fuentes son algo fundamental para el historiador, son nuestra alma». «Hacer castillos en el aire es muy fácil», asegura, «lo difícil es probarlos después con los documentos». Esa búsqueda incansable de legajos en archivos y bibliotecas le ha llevado a considerarse, sin rastro de pudor, «un ratón de biblioteca». Pese a que sus indagaciones le han hecho cosechar notables éxitos, reconoce que la suya es una labor paciente, «del día a día», aunque confiesa que «todos querríamos ser Indiana Jones y que apareciese ese documento que anhelamos». En su caso, sueña con hallar una recopilación de los vecinos de la judería valenciana en el momento de su asalto en 1391, o el acta de nacimiento de Luis Vives.1970: Entra en el departamento de Historia Medieval de la Universidad de Valencia. 1985: Logra la Cátedra de Historia Medieval de la Universidad de Alicante. 2007: Obtiene el premio Samuel Toledano.
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